Niños y adultos vestidos como fantasmas, hadas, brujas o muertos vivientes. Llevan calabazas talladas con velas dentro iluminando las calles y tocan a las puertas pidiendo “dulce o truco” por lo que reciben generalmente manzanas, caramelos y golosinas. El origen de la fiesta de Halloween se remonta a los celtas y es una de las tantas maneras que los humanos encontraron de lidiar con el miedo a la muerte.

En algunas culturas se burlaban de la muerte, en otras se honraba a los muertos de diversas maneras, pero en todas existen rituales para conjurar el miedo a la muerte y al espíritu de los muertos que, desde tiempos inmemoriales, se creía que regresaban al mundo de los vivos.

Esta fiesta que hoy es tan popular en muchos países del mundo tiene orígenes muy antiguos, proviene de rituales paganos luego reconvertidos a la usanza cristiana.

¿Cuál es el origen de Halloween?

Desde la edad de hierro, los celtas realizaban una ceremonia para celebrar el fin de las cosechas a la que llamaban “Samhain” (final del verano). La fiesta se celebraba durante tres días a partir del 31 de octubre, momento en que los días se acortaban y las noches se hacían más largas.

La cultura celta predominante en países como Irlanda, Escocia, Gales, Cornualles o la Isla de Man, creía que, en esos momentos en que comenzaba la oscuridad, los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los vivos. Por ello dejaban comida y dulces en las puertas de las casas como ofrenda propiciatorias y encendían velas para iluminar el camino de los espíritus. Este es el origen pagano de la noche de Halloween.

Cuando el cristianismo llegó a las tierras celtas quiso erradicar este ritual pagano que consideraba blasfemo, pero estaba demasiado arraigado. ¿Qué se hace cuando una práctica, ritual o creencia no se puede eliminar? Se la asimila hasta quitarle su esencia y reconvertirla en lo que se pretende honrar.

Así se cristianizó la fiesta en el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, que se celebra en todos los países cristianos el 1 y 2 de noviembre.

“La Víspera de Todos los Santos”, en escoces «All Hallow´s Eve luego derivó en “Halloween”. La inmigración europea llevó la fiesta a Estados Unidos donde se convirtió en un acontecimiento cultural y se exportó al mundo entero.

Ciclo vital

Las estaciones del año, las cosechas, la vida y la muerte, para las culturas antiguas todo esto respondía a un ciclo natural. Asociaban lo que sucedía en la naturaleza con lo que nos sucedía como seres que nacen, crecen y luego mueren.

Ahora imaginemos la cultura celta en los confines del continente europeo, en tierras de brumas y auroras boreales, de paisajes infinitos y acantilados escabrosos, de lagos, pantanos, turberas y humedad. El entorno propiciaba mitos y leyendas infinitas. Es la tierra de Arturo y Merlín, de megalitos y menhires, del continente perdido de la Atlántida y los círculos de piedra, de ceremonias, poetas y druidas pero también de trabajo duro para poder sobrevivir en esas tierras frías y áridas.

Halloween en Irlanda, Escocia, Gales y la Isla de Man

Siguiendo ese ciclo vital los celtas dividían el año en dos estaciones, una caliente y otra fría, pero en algunos de sus territorios esas dos se subdividían en cuatro y se hacían festividades para marcar el cambio de las estaciones: el primer día de noviembre, febrero, mayo y agosto. Esta última es la conocida como Midsummer -solsticio de verano- reconvertida en la Noche de San Juan.

Samhain era la más importante de esas festividades, señalaba el inicio del invierno, la mitad oscura del año en el polo norte del planeta, por eso se creía que la puerta entre el mundo de los muertos y el de los vivos estaba abierta ese día.

Samhain o “la noche de los espíritus”

El origen de Halloween se remonta a la «noche de los espíritus». Los síds (montículos o colinas mágicas de acceso al otro mundo) estaban abiertos en estas noches de púcas (hadas) y sus habitantes salían del mundo subterráneo a la superficie. Debe haber sido estremecedor. Esa noche era peligrosa, la gente se sentía vulnerable porque era una noche fuera del tiempo. Para protegerse de las fuerzas sobrenaturales les dejaban ofrendas para esas almas errantes y nadie salía de casa.

Pero al mismo tiempo se dejaban sin llave las puertas de casa y las chimeneas encendidas para que los espíritus de los familiares muertos pudieran entrar en las cocinas. De allí que esa noche era de estremecimiento y miedo pero también de comunión y confusión.

Solo deambulaban por las calles los guisers, jóvenes con máscaras y vestidos grotescos que trataban de imitar a los espíritus para mantenerlos a raya. Estos personajes llamaban a las puertas de las casas, recitaban poesías y pedían pasteles o manzanas, seguramente antecesora del “trick-or-treat” (dulce o truco) de la actualidad.

Deambulaban en la oscuridad con nabos ahuecados con velas adentro que hacían de linternas, lo que hoy se conoce como “Jack o Lanterns” y se hacen generalmente con calabazas rememorando el Samhain original que celebraba el final de la cosecha.

Miedo a la muerte, miedos a los muertos

El hecho de que nadie sepa qué pasa una vez que nos llega la muerte, sumado al hecho de que cada pueblo tiene su propia creencia y doctrina, ha provocado infinidad de rituales y formas de tratar con la muerte. Todas esas formas, muchas veces bastantes similares, son la manera que los humanos lidiamos con el miedo más profundo: ¿qué pasa después de la muerte? ¿es el fin de la existencia, todo termina en este plano? O ¿pasamos a otra dimensión?

Respecto de los muertos pasa lo mismo. ¿Qué pasa con las almas de los muertos? ¿hay que ayudarlos en la transición hacia otro mundo?, ¿vagan sin destino, invisibles en el mundo de los humanos? Para algunos vuelven al plano físico en busca de venganza por eso pueden ser fantasmas, espíritus malignos, almas en pena. Para otros a visitar a sus seres queridos, en algunos sitios se les dejan ofrendas, comidas, flores, se encienden hogueras o velas para guiar a las almas hacia la tierra o se hacen procesiones a los cementerios. Hay mil maneras de honrar la memoria de quienes ya no están.

Rituales de Halloween

Durante Samhain las historias y leyendas abundaban, se decía que los humanos eran abordados por monstruos, hadas o divinidades pero al mismo tiempo era la ocasión de comunicarse con los espíritus de los muertos que esa noche tenían permitido deambular en el mundo de los vivos.

Se creía en la posibilidad de comunicarse con los antepasados muertos para pedirle consejos e indicaciones del futuro.

De hecho los celtas hacían este día prácticas divinatorias con el objetivo de predecir el futuro, algo muy común en las culturas antiguas como los oráculos o las sacerdotisas y tantas otras formas que a lo largo de la historia se han dado para tratar de controlar la incertidumbre y la ansiedad frente a lo desconocido.

Apropiación, asimilación, capas superpuestas

Entonces, lo único claro es que todas estas festividades son para conjurar el miedo a la muerte. Luego cada cultura y cada culto religioso han ido superponiendo reglas que se mezclaron con los ritos antiguos, a todo lo cual ahora se suma el marketing, el consumo y el merchandising que hace de toda festividad una buena ocasión para vender.

Los cristianos trataron de apropiarse y asimilar el origen celta de Halloween sumando las características cristianas y luego las particularidades culturales de cada lugar dando como resultado una rica mezcla de elementos.

En esa mezcla aún se perciben los orígenes celtas que creían en la posibilidad del regreso de los espíritus de los muertos, mezclados con oraciones cristianas y pedidos de bendición a esos mismos espíritus.

Las teorías acerca de la muerte y la conmemoración de los muertos atraviesa a todas las culturas.  Celtas, aztecas, egipcios, inuitas y otros ya desde la era pre-cristiana tenían sus propios rituales, ceremonias y conceptos -muy similares por cierto- acerca de estas cuestiones que nos atraviesan como humanos.

Todos lidiamos con el miedo a la muerte

Entonces, si bien el Halloween moderno tiene sus propias particularidades, no queda duda que aún conserva partes de sus orígenes en el antiguo ritual pagano de los celtas con las características singulares de cada región que es lo que le da riqueza a la diversidad cultural.

El Halloween moderno es la suma de estas muchas costumbres, rituales y creencias superpuestas. En muchas regiones mantiene el origen de la fiesta original y en otras se ha convertido en comidilla del consumo.

Aún así vestirse de manera estrafalaria, pedir dulces y jugar entre el miedo y el llamado a los espíritus siguen siendo prácticas paganas arraigadas que, aún desfiguradas por el marketing, siguen manteniendo algo de la festividad primitiva. Al fin y al cabo seguimos siendo humanos, seguimos teniendo el mismo miedo ancestral a la muerte y nos seguimos haciendo la misma pregunta: ¿qué hay más allá de este mundo?

Iconos de Halloween

Halloween sigue siendo un recordatorio de cuánto nos cuesta lidiar con la muerte y lo sobrenatural y qué mejor que tomarlo en risa, bailar, disfrazarse y parodiar que todos irremediablemente moriremos.

Halloween es un día ideal para jugar con nuestros temores y miedos, burlarnos de ellos o inventar todo tipo de fantasías.