Turquía es un puente entre culturas. Su tierra guarda historias de los pueblos y civilizaciones que la poblaron a lo largo del tiempo.
Las tribus nómadas de las que provienen los turcos trajeron sus costumbre y tradiciones y las fusionaron con los pueblos que ya habitaban el territorio que hoy conocemos como Turquía. Acá te cuento algunas de las costumbres que sobrevivieron a esa fusión y son uno de los tesoros de la diversidad cultural de Turquía.
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Lanzar una cesta del balcón
Usar una canasta de estera que baja atada a una cuerda por la ventana para comprarle al vendedor callejero o hacerle el pedido al almacenero del barrio era una costumbre muy extendida en los barrios de la ciudad en la época en que se construyeron edificios de hasta 5 pisos sin ascensor.
Se colgaba una campanita debajo de la canasta y la bajaban hasta la vereda para hacer saber su intención de compra. El vendedor colocaba el producto requerido y volvía a hacer sonar la campana para avisar que ya podía subirla. Si el cliente era nuevo bajaba la canasta con el billete, el vendedor cobraba y dejaba allí el vuelto; si el cliente era conocido bajaba la canasta con la libreta de las cuentas donde el vendedor anotaba la compra del día. Lo cuenta Pamuk en “Estambul. Ciudad y recuerdos” como algo de su infancia, pero no es solo cosa del pasado aún hay barrios donde puede encontrarse la canasta bajando por el balcón.
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Cenar o desayunar durante horas
Un restaurant lleno. Mesas de amigos -casi todos hombres- que conversan, se ríen y fuman. ¡Cómo fuman! La cena de los sábados por la noche en Estambul puede volverse infinita mientras degustan platitos de mezes -entrantes- y los maridan con raki. El raki es una bebida a base de anís que se toma con un poco de agua. Esta bebida acompaña las comidas y éstas se hacen infinitas. Amistad, buena mesa y distensión, así son las cenas en Estambul.
Los desayunos de los domingos pueden prolongarse hasta la hora de la merienda. No importa si es en casa o en una terraza frente al Bósforo, los kahvalti (desayuno turco) se pueden prolongar por horas. Kahve (Café) y Altı (Antes de) lo que se come antes del café porque los turcos desayunan con té y dejan el café para el final. Los domingos se suele ir a un restaurante para desayunar té con aceitunas, variedades de quesos, mantequilla, miel, salchichas, huevos, verduras asadas, pepinos, tomates, pimientos, Menemen… El plato que no puede faltar es la conversación y puede durar horas.
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Bañarse en un hamman
Los hamman (baños) son una tradición heredada de los romanos que los musulmanes adaptaron al ritual de purificación necesario antes del rezo. Luego bañarse en un hamman se volvió una costumbre, una forma de socializar y era parte de varios rituales: las jóvenes eran observadas por la suegra antes del matrimonio en el “baño de la nuera”; al parir las mujeres eran llevadas al “baño posnatal” y el día antes del inicio del Ramadán los hamman estaban abiertos hasta la madrugada para que todos puedan realizar el baño denominado “agua de arife”. Algunas de estas tradiciones aún se conservan en Turquía.
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Sacarse los zapatos en la puerta
Sacarse los zapatos en la puerta de entrada, en las casas y mezquitas, es una tradición muy común en Turquía, aunque no en todos los sectores sociales. Se debe a dos cuestiones importantes para el islam. En primer lugar, el respeto: dejar los zapatos en la puerta es una señal de respeto ante la sacralidad del hogar. En segundo lugar, la limpieza: se trata de dejar la suciedad -real y simbólica- fuera de las casas.
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Tratar como una majestad a los gatos
Arriba de las mesas de los bares, entre ruinas arqueológicas, en los patios de las mezquitas, durmiendo arriba de algún auto o posando en una vidriera de ropa. Los gatos son las mascotas más queridas de Turquía. El vínculo de los turcos con los gatos viene de cuando éstos aún no estaban domesticados y merodeaban las casas de campo librándolas de roedores, generándose con ello una relación beneficiosa que con el tiempo se convirtió en un vínculo entrañable. Además dicen que el gato era el animal favorito de Mahoma y por ello es especial para los musulmanes, incluso los sultanes tenían estos felinos en sus cortes, jardines y palacios. Actualmente podemos ver pequeñas casas de madera que los gobiernos locales colocan para que se puedan refugiar y la gente los alimenta, los mima y reverencia como celebridades, especialmente a los gatos callejeros.
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Jugar al backgammon
Sentados en mesitas diminutas fuera de los bares. Tomando çay o fumando narguile. Los turcos adoran jugar a la tavla como le llaman a la variante turca del juego de mesa que conocemos como backgammon. Dicen que este juego es de los más antiguos del mundo, con orígenes que se remontan a más de 5,000 años atrás en Mesopotamia y que llegó a Turquía a través de los árabes y los persas. Jugar tavla es una manera de socializar. No solo los adultos mayores, vas a ver personas de cualquier edad jugando en cafés, parques y bares porque la tavla una parte de la cotidianeidad de los turcos.
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Viajar en un dolmųs
Un dolmuş o “dolmush” es un taxi o minibús compartido. Dolmuş significa lleno, lo que indica que estos minibuses esperan en el comienzo de su ruta hasta que la mayoría o todos sus asientos estén llenos para partir. Las diferencias con los autobuses públicos es que el dolmuş se paga en efectivo -no con la tarjeta de transporte público- y que las rutas son fijas pero las paradas no, se detienen según la necesidad de los pasajeros que lleva. Viajar con un dolmuş es toda una aventura: el conductor es quien cobra y da el cambio a la vez que sortea el caótico tránsito, al tiempo que esta atento al grito de «¡Inecek var!» (¡Alguien quiere salir!) o « Müsait bir yer…» (En un lugar permitido… [Quiero salir]). Por si fuera poco, muchos van con la puerta abierta para que sea más rápido el descenso de los pasajeros.
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Saludar de maneras muy originales
La amabilidad y hospitalidad es algo característicos de los turcos. A todos les han enseñado desde pequeños que a los invitados se les cuida con esmero. Es una tradición que proviene de las tribus nómadas de las cuales son originarios los turcos. Pero además los turcos son gente es muy cercana y cariñosa entre ellos. A los mayores se les besan la mano derecha y se la llevan hacia la frente en señal de respeto y reconocimiento por su experiencia y sabiduría. Mientras que la persona mayor besará en la frente a la menor como señal de afecto. Entre conocidos se darán un saludo con un beso o dos, siempre va primero la mejilla izquierda. Pueden llevarse la mano al corazón en señal de agradecimiento, respeto o para indicar que es muy amable ofrecer algo pero ya está satisfecho o debe rechazar la oferta. Dos hombres que tienen mucha confianza entre si se estrechan la mano y chocan suavemente las cabezas, un saludo que se remonta al Asia central.
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Tocarse la oreja
Cuando un turco se toca la oreja puede tener diferentes significados. A veces lo hacen para alejar la mala suerte, como tocar madera, mientras dicen «a la coron» (que Dios no lo permita) para prevenir desgracias. Puede ser un gesto de desconfianza o inseguridad (creo que estas mintiendo u ocultando algo). También puede indicar el deseo de no escuchar lo que se esta diciendo o de terminar la conversación. El contexto y el resto del lenguaje corporal te indican a cual de estos se refiere el gesto.
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Tirar agua al que se va
Esta costumbre tiene raíces antiguas y también es comun en otros países de los Balcanes o Irak. Se utiliza en ocasiones especiales como al despedirse para viajar o dar exámenes, entrevistas de trabajo, el servicio militar, y cualquier otro desafío importante que la persona esté a punto de enfrentar. Es una tradición para desear buena suerte y fluidez, significa el deseo que el viaje o la tarea fluirá como el agua, “ve suave como el agua y regresa igual de fácil”. O para que la persona regrese pronto, especialmente si su partida representa un contexto difícil, como camino al servicio militar por ejemplo. También en sociedades agrícolas el agua es símbolo de vida y abundancia, lanzarla entonces significaba que tengas éxito, abundancia.
Estas y muchas más costumbres y tradiciones, leyendas y curiosidades; también cientos de historias, personajes, gastronomía, eventos y sitios a visitar podés encontrar en la guía de viaje “Se me antoja Estambul… Historia, cultura y rincones secretos.”