Tres postales de Italia. Pequeños fragmentos que cuentan una historia, un país… el mundo.

 

Postal de 2004: Viaje iniciático

 

-«…si realmente todos estamos de acuerdo que se trata de una lucha de liberación, mi moción es que debemos prestar apoyo a la resistencia iraquí.»;

-«Además el Estado de Berlusconi está cada vez más violento con sus ciudadanos, habrá que ver cómo se lo enfrenta…»

Postales de Italia La joven de cabello largo, vocecita cándida y mirada fértil se encontraba en medio de ese debate casi por casualidad. Militaba en un movimiento social con ramificaciones en muchos países de Europa cuando el contingente italiano pide que alguien de Argentina vaya a contar la experiencia en relación a la lucha contra el neoliberalismo. Y ahí estaba ella, la más nueva del movimiento pero la única con pasaporte actualizado.

Corría el mes de febrero de 2004 y casi un año desde la declaración de guerra al régimen iraquí encabezada por EEUU pero con el apoyo de sus aliados, entre ellos, el gobierno de Berlusconi.

Ella tomaba notas, escuchaba, trababa de entender todo a su alrededor porque al final era una delegada y tendría que dar cuentas a sus compañeros al regresar… hasta se creía una más entre tantos canosos batallados en el atril de la política.

Estaba fascinada con los debates, las discusiones, las expectativas y, sobre todo, por comprobar que en realidades tan diferentes había puntos de contacto y problemas comunes. En Argentina en ese momento se luchaba por ponerle límites a los capitales concentrados y las políticas públicas neoliberales; en Italia peleaban contra la privatización del agua, el rol de la UE como protectora de los mercados y la complicidad de los partidos de centroizquierda con ese mismo neoliberalismo. En su discurso, la chavala casi se sintió sediciosa por resaltar la apatía y la indiferencia de los ciudadanos y la necesidad de llegar a ellos con un discurso movilizador.

Han pasado los años… Hoy con más experiencia y menos inocencia, repasa su cuaderno de aquel viaje y se ríe de su candidez e ingenuidad. Se estaba discutiendo la posibilidad de utilizar la violencia como arma política, toda una postal de la historia italiana y también de la historia argentina. Un debate político que ella apenas comprendió, narcotizada como estaba por asistir a su viaje iniciático, a esa experiencia inaugural que despertó su alma viajera para siempre.

 

Postal de 2006: “Calciopoli”

 

La recepción del hostel luego de la cena era un ambiente alegre y divertido. En una mesa cuatro niños -bueno no serían niños pero sus caritas aún reflejaban las ansias por perder la inocencia- se reían entre trago y trago de cerveza y parloteaban no sé si alemán o danés.

En otra, una pareja brindaba mirándose a los ojos aunque no había amor en ese flujo sin materia, solo reproches de vieja data y el recuerdo de un aniversario más.

Más aquí una banda bulliciosa de diez a doce jóvenes que se divertían con un juego de adivinanzas el cual condimentaban con vera picardía italiana.

Detrás de la recepción un cuarentón pelado pero musculoso y de sonrisa forzada, respondía pacientemente las consultas de un grupo de turistas napolitanos.

Otros dos jóvenes atendían la barra del bar y preparaban con igual rapidez un vaso de birra tirada, un capuccino o un caffè macchiato.

De repente se hizo un silencio vacío y hueco. Sólo las risas aniñadas de los cuatro alemanes -o daneses-, quedaron flotando por un instante hasta que también ellos sintieron la densidad del ambiente y se callaron. El resto de los concurrentes miraba hipnotizados la placa en la pantalla del televisor.

Postales de Italia La Juve descendía a la B, se le quitaban los títulos de los dos scudettos, sería penalizada con 30 puntos y €120.000 de multa.

El silencio se hizo susurro pero nadie se atrevió a opinar en voz alta. El Calcio se vive con pasión, con tormento, con dolor. Como cuando una mujer descubre la infidelidad de su esposo, sus vecinas y amigas se harán carne en la traición… aquí no todos eran hinchas de la Juve pero comprendían, podían sentirlo, se hicieron carne de ese sufrimiento y desazón.

Durante veinte minutos el hostel de Giudecca quedó hechizado por las entrevistas, los informes y los comentarios de los conductores de TV. Hasta los jóvenes de la barra pudieron descansar del despacho febril de bebidas y apoyarse en ella a mirar.

Luego, la tele pasó a un reality y el ambiente en el hostel comenzó a distenderse. Alguien apagó la tele y puso música. Los cuatro niños, alemanes o daneses no sé, se pusieron a bailar  y nunca entendieron tanta zozobra y preocupación.

La banda de ragazzi italiani fue sumándose de a poco, después de todo eran vacaciones y tiempo de “dolce far niente”.

 

 

Postal de 2017: Degustar Roma

 

El viaje empezaría en Roma. Ya conozco Roma pero es la primera vez para Betty Boop. ¿Qué mostrarle de esa ciudad monumental? ¿La llevo a la Capilla Sixtina o al mercado de Porta Portese?… ¿A los lugares donde “debe” tener la foto? ¿O busco mostrarle experiencias más locales, más auténticas? Me gustaría mostrarle lo imperdible y encontrar a la vez algo de la esencia de cada lugar.

En estos pensamientos andaba yo perdida, hasta que arribamos a Roma… A Roma no hay que buscarla, ella viene por ti apenas asomas por la manga del avión.

El ragazzo que te ofrece servicio puerta a puerta en el aeropuerto casi atropellándote y luego te deja con las valijas a varias cuadras de tu alojamiento diciendo tranquilamente “¡É di là!”. Postales de Italia

El dueño del bar que casi llama a la policía gastronómica porque osamos pedir “pasta e birra” y “pizza e vino” pero después mandó a todo su personal a acompañar a Betty Boop hasta la puerta del baño para que no se pierda.

Ese helado inolvidable de pistacho.

El cartel en la puerta del restaurant en Trastevere “We are against war and tourist”.

El cameriere al que le pedimos la carta de postre y con verdadero humor… ¿humor?… romano respondió “il postre sono io”….

A Roma no hay que buscarla, ella te encuentra.

Se me antoja el mundo
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