Fue amor a primera vista. Nos conocimos en 2006 y cada vez que puedo paso a tocarla, mirarla y acariciarla. Amo cada callecita y cada rincón de la ciudad, pero si van por primera vez a París, en mi opinión no pueden perderse estos 10 imperdibles y este bonus extra.
Índice
- Arte
- El Sena
- Museo del Louvre
- Champs-Elysees
- Torre Eiffel
- Montmartre
- Rive Gauche
- Grandes Boulevares
- Rue Royal
- Plaza Des Vosges
- Bonus
Arte
París es sinónimo de Arte, hay decenas de museos en París, desde el Louvre y el Musée d’Orsay, el Centro Pompidou o el Museo del Perfume, opciones para todos los gustos… vos elegís cuál pero elegí al menos una! …aunque el arte se escapa de vez en cuando de los museos y sale a pasear en Metro.
Yo elijo siempre ¡caminar! porque creo que es la mejor manera de conocer una ciudad, pero el Metro de París tiene más de 300 estaciones y es la forma más sencilla de recorrerla. Hay estaciones que son arte puro y valen una visita: Abbesses con la tradicional entrada estilo “Art nouveau”; Arts et Métiers decorada como un submarino o Varennes decorada con reproducciones de 2 esculturas de Rodin.
El Sena
Caminar por toda, toda la orilla del Sena. De día y de noche. El Sena es en sí mismo todo un mundo por explorar. Desde sus márgenes llenas de jóvenes en reuniones con pretensiones revolucionarias o simplemente de fumata y alcohol; los bouquinistas de los puestos metálicos verdes con libros antiguos, posters, souvenirs y baratijas; las lanchas, bateaux y todo tipo de embarcaciones que transportan turistas; los residentes de las péniches o barcazas que tienen la suerte de amanecer viendo las paredes del Louvre o Notre Dame… Nada como una caminata por las avenidas que lo circundan, hasta la madrugada o hasta que los pies aguanten.
Además el Sena forma dos islas naturales en pleno centro de la ciudad. A la Île de la Cité se llega a través del Pont Neuf que de “nuevo” no tiene nada porque es en realidad el más antiguo de la ciudad. De allí encuentra el edificio de la Conciergerie donde los revolucionarios encerraron a María Antonieta antes de ejecutarla. Luego no dejes de admirar Sainte Chapelle cuyos vitrales son memorables –¿sabías que durante la Revolución la convirtieron en un almacén de harina?-; la preciosa Place Dauphine y por supuesto la inigualable catedral de Notre-Dame, uno de los símbolos de París. Por el tremendo incendio que sufrió en 2019 quizás aún no puedas acceder a su interior pero aún así merece la visita para admirar la maestría de sus rosetones, pórticos, arbotantes y gárgolas.
Un paréntesis necesario: si te escapas unos pasos por el Pont d’Arcole encontrarás el Hôtel de Ville, un edificio majestuoso que alberga el ayuntamiento de París. Ahora si volvamos a la isla, detrás de la catedral encontrarás el Memorial a los Mártires de la Deportación que homenajea a los franceses enviados a campos de concentración durante la 2da GM cruza el puente y pasa a la Île Saint-Louis que además de su encanto ha sido hogar de muchos personajes ilustres entre ellos Marie Curie por ejemplo, y toma un helado en Berthillon que, según dicen, es la mejor heladería de París.
Museo del Louvre
Camina por el Jardin des Tuileries, un parque rodeado de palacetes, estatuas y fuentes, parisinos y turistas paseando e hileras prolijas de árboles que te llevarán como en una silla mágica pasando por el Arc de Triomphe du Carrousel directo al imperdible Museo del Louvre. No hace falta explicarlo porque con su medio millón de piezas de arte, el Louvre es el corazón de París. Has tiempo en la agenda que hay mucho más que la Mona Lisa para ver aquí.
Champs-Elysees
Es el Boulevard de París. Todo pasa allí desde los festejos futboleros hasta las manifestaciones de protestas que ya sabes qué bien se le dan a los franceses, los desfiles cívicos y militares y todas las fragancias que han hecho famosa a la ciudad como capital del perfume. Dejate embriagar con los aromas de las grandes tiendas y llegarás en una nube de perfumes hasta el Arco del Triunfo.
Puedes subir sus escaleras para contemplar las vistas de la ciudad desde allí y las 12 si 12! avenidas que en forma de estrella arriban a esta rotonda donde la maestría al manejo y las bocinas inquietan en la misma proporción. Estas grandes vías forman parte de la modernización urbanística obra del Barón Haussmann que le dio el diseño a la París moderna.
Torre Eiffel
Si, la Torre Eiffel es lo más turístico de la ciudad, su ícono, pero no deja de ser recomendable subir hasta lo más alto, especialmente al atardecer, y quedarse a esperar que se haga de noche y se prendan las luces de la ciudad. La vista lo vale! Cerca de allí hay que encontrar el imponente Hôtel des Invalides con su cúpula dorada y la tumba de Napoleón entre otros.
Montmartre
Este barrio fue el epicentro de la bohemia artística. Camina y camina entre las callecitas estrechas del barrio una más bella que la otra aunque la Rue de l’Aubreuvoir se lleva todos los galardones. Disfrutá de los cientos de puestos de souvenirs kitsch que te agotan la vista o entretente leyendo los 311 “te quiero” en diferentes idiomas del Le mur des je t’aime.
Sigue subiendo la escalera a las nubes que te deja a los pies de la Basílica de Sacré Cœur y saca todas las fotos que quieras de París desde la explanada o sube a su cúpula aunque la vista será más o menos la misma. Luego deléitate con los artistas callejeros y el ambiente lleno de acuarelas de la Plaza Du Tertre. Cenar allí es una excelente opción o siempre puedes terminar la noche en el célebre Moulin Rouge, en tal caso no olvides pasar a tomar una foto al Café des Deux Moulins famoso por la película “Amélie”.
Rive Gauche
Rive Gauche o rivera izquierda en relación al Sena. Fue y en gran medida sigue siendo el centro intelectual, literario y provocador de la ciudad. Por un lado el Quartier latin (Barrio Latino) -generalmente el lugar que elijo para alojarme porque su ambiente es inigualable- hay que caminarlo todo! lamentablemente a la Sorbona no te permiten entrar pero la atmósfera estudiantil invade las aceras. Puedes recorrer los Jardines de Luxemburgo con el antiguo palacio real donde hoy se reúne el Senado francés; allí muy cerca encontrarás el Pantheón que alberga a los ilustres de Francia: 75 hombres desde Víctor Hugo, Rousseau, Voltaire, Émile Zola, Jean Jaurès, etc. y solo, ¿cuando no?, 6 mujeres entre ellas Marie Curie.
A París también se va a comer! No hay que perderse los quesos, embutidos, la patisserie y la tradicional baguette. Si te gustan los mercados el de la Rue Mouffetard es encantador para comprar quesos, vinos y frutas. Por otro lado, el Boulevard Saint Germain con sus librerías, cines y los emblemáticos café Les Deux Magots y Café de Flore, dos símbolos de la París de los poetas, pintores y filósofos que se encontraban aquí en un ambiente donde sobraba alcohol pero fundamentalmente donde volaban las ideas. Puedes recorrer la Cour de Commerce Saint André, una pequeña callecita empedrada llena de bares y restaurantes que te enamorará o bien entrar a Le Procope uno de los cafés y heladerías más antiguo del mundo.
Grandes Boulevares
Si bajas en la estación Richelieu – Drouot, allí donde el Bv. Haussmann se une al Bv. Des Italiens y Bv. Montmartre encontrás a un lado los pasajes cubiertos: Passage des Panoramas el primer pasaje cubierto de la ciudad inaugurado en 1799, justo enfrente el Passage Jouffroy inaugurado en 1836 tiene un techo de hierro y vidrio típico de la era industrial al igual que el cercano Passage Verdeau de 1846; son unos 20 los pasajes cubiertos –uno de los más bellos quizás sea la Galerie Vivienne– que te transportan al pasado parisino y te regalan tiendas super originales.
Al otro lado por Bv. Haussmann están las Galerías Lafayette, estos grandes almacenes te encantarán no solo por lo que puedas comprar sino por la majestuosidad del edificio con su impresionante cúpula de vidrio. Bien cerca de allí se encuentra el Palais Garnier sede de la Casa de la Ópera de París, si te gustan estos espectáculos averiguá porque suele haber conciertos y show a precios super accesibles. Aunque claro, quizás debas cambiarte las zapatillas de trekking.
Rue Royal
No la calle solamente, sino todo lo que rodea esta vía. La Plaza Madeleine con un templo clásico al estilo de la antigua Grecia con columnas corintias y el relieve del Juicio Final en la fachada que alberga la Iglesia de la Madeleine. Alrededor de la plaza hay locales de gastronomía gourmet que te deleitarán: Fauchon, Mariage, etc. Exquisitos, una explosión de buen gusto, color y sabor. Yo amo el té así que Mariage es parada obligada.
Cerca se encuentra la Place Vendôme que además de imponente, guarda muchos datos curiosos: el Hotel Ritz fue de los primeros en ofrecer habitaciones con baño privado, electricidad y teléfono ¡toda una leyenda!, pero también albergó el centro de operaciones de los alemanes cuando tomaron París durante la 2da GM; la columna en el centro la mandó a construir Napoleón con los cañones que le confiscaron a sus enemigos y en esta plaza murió el compositor Chopin. Creo que vale la pena recorrerla.
Volvamos por la Rue Saint-Honoré hasta Rue Royal pero antes desvíate un poco por Rue Cambon para conocer la original Casa Chanel donde Cocó abrió su primera tienda en 1910. Ahora si, por la Rue Royale hasta la Plaza de la Concorde que hoy luce el obelisco de Luxor y la Fuente de los Mares pero aquí fue donde, guillotina mediante, ejecutaron a Luis XVI y María Antonieta. Todo el lujo y las tiendas más top están en este barrio, pero por las callecitas laterales también se encuentran un montón de locales de diseño alternativo.
Plaza Des Vosges
Aantes conocida como Place Royale, es para mí la plaza más bonita, si estás por Le Marais no te la pierdas. La simetría, el color, el fantasma de Víctor Hugo (su casa está en el n° 6) pero también los parisinos paseando a sus hijos o disfrutando de su jubilación.
El verde es escaso pero aún así es como un oasis en plena ciudad, protegido por esas paredes centenarias que abrazan la plaza en sus cuatro lados –son 36 casas, 9 a cada sector de la plaza-. Este barrio tiene mucho más encanto, por ejemplo si caminas unos pasos en la Rue François Miron vas a encontrar dos casas medievales del s. XIV, las más antiguas de París.
Bonus
Pero el premio mayor siempre se lo lleva una Experiencia con locales. En este caso una comida en el patio de una casa de las afueras de París un domingo de sol. Comenzó con variedad de quesos y champagne, siguió con cous-cous, el imprescindible Confit de Canard (pato confitado), un vino tinto exquisito y terminó con una mousse de chocolate.
Comida casera, de verdad-verdad, todo hecho por las manos de dos mamás francesas y unos vinos seleccionados por los papás con esmero y dedicación para dos extranjeros desconocidos, con los que apenas se podían comunicar! con algo de inglés, muchas señas y un sinfín de sonrisas. Una experiencia cultural auténtica que recuerdo con todo el amor.