Degustando un highlander, verdadero whisky de las Tierras Altas escocesas.
Había probado algo etiquetado como “whisky” un par de veces y tenía la sensación de quemazón bien presente en mi esófago. Pero esa noche en una habitación en penumbras en Inverness, experimenté el verdadero sabor de este rey dorado.
El “aquavitae” (rocío de montaña en gaélico) o “scotch” por ser madurado y destilado en Escocia, produce una sensación de placer inmortal. Ahí entendí la infinidad de películas donde el protagonista se sienta melancólico en un sillón… zarandea su vaso de whisky… y lo observa como si un solo sorbo de esa bebida le calmaría automáticamente todas sus penas.
Saliendo de Inverness por la A96 hasta Elgin y luego doblando por la A941 en dirección a Dufftown, recorrimos algunas de las mejores destilerías del país a lo largo de la región de Speyside, en nuestro recorrido por Escocia hicimos varias paradas y algunas compras…
La región se denomina así porque está surcada por el río Spey, el curso de agua que le otorga a este whisky un sabor exclusivo: solo un whisky de las Tierras Altas escocesas sabrá así. Los otros podrán ser mejores o peores, según la opinión de quien lo beba, pero nunca tendrá el sabor de un highlander.
Esa noche, en la habitación en penumbras del hostel donde nos alojamos, cambió rotundamente mi percepción respecto a esta bebida. Hicimos una degustación según los años de maduración, 12, 18, 24… Cada highlander fue modificando mi falsa idea sobre el whisky hasta enamorarme de él completamente.
Aún siendo una absoluta improvisada en estos placeres, pude sentir una dulzura infinita acompañada de una fuerza increíble que te transporta en el tiempo… te hace sentir que el ejército completo de un clan de las Tierras Altas se mete en tu boca pero en lugar de la guerra… te hace el amor.
La experiencia es sensual y atrapa todos tus sentidos: la vista quedará atrapada por el encanto natural de las Tierras Altas; los oídos puede que se encuentren con algún local tocando su gaita; el tacto se llevará la sensación de un vaso helado que te incita a llevarlo hacia la nariz y la boca que experimentarán la dulzura y la pasión de las Highlands desde el primer trago.
Sentí que me bebía la belleza del paisaje a través de ese licor que recorre tus venas y calienta cada célula de tu ser. Entendí un poco más la combinación de rudeza y calidez de los escoceses, valientes para luchar por siglos contra un ejército británico que los superaba ampliamente y, al mismo tiempo, tan leales a su clan, tan apasionados por sus orígenes y sus tradiciones.
Esa noche comprendí que la dulzura y la fortaleza de los escoceses las encontrás personificadas fielmente en su producto más famoso, más particular y más representativo. El highlander, whisky de las Tierras Altas y fotografía del alma escocesa.